Un jardín junto al mar
Date
2025-2027
Location
Alicante (España)
Type
Residential
Trees
21
Area
3.000 m²
Nuestra propuesta busca estructurar el exterior mediante una secuencia de espacios que dialogan con la arquitectura y acompañan los recorridos naturales del jardín.
El resultado es un paisaje sereno y bien articulado, donde los materiales, la vegetación y la geometría se integran de forma natural. Un jardín pensado para prolongar la vida interior hacia el exterior, reforzando la identidad del conjunto y ofreciendo un marco estable, luminoso y plenamente mediterráneo.
GEOMETRÍA Y ESTRUCTURA DEL JARDÍN
El jardín se organiza a partir de una estructura geométrica clara que articula la parcela en dos directrices principales: un eje longitudinal que ordena los recorridos y las zonas de estancia, y un eje transversal que vincula los distintos ámbitos de uso exterior. Ambos se conectan mediante un espacio circular central que actúa como punto de inflexión y distribuidor natural del conjunto. Esta geometría no se limita a ordenar los accesos o los encuentros visuales, sino que permite jerarquizar los usos, establecer transiciones claras y definir la escala de los distintos ambientes del jardín.
La forma del círculo funciona como un vacío estructurador, un espacio abierto que genera continuidad entre las áreas de sombra, los espacios de solario, las zonas de paso y las áreas dedicadas al ocio o al descanso. A su alrededor se despliega una secuencia de superficies verdes, pavimentos drenantes y plantaciones mediterráneas que siguen la lógica de estos ejes, reforzando la lectura unitaria del proyecto. Esta estrategia geométrica garantiza un paisaje ordenado, legible y flexible, donde cada espacio encuentra su lugar en relación con el conjunto y con la forma de habitar la parcela.
El proyecto de paisaje se concibe como una prolongación natural de la arquitectura, trabajando con una paleta estrictamente mediterránea y una estructura vegetal que aporta frescura, sombra y estacionalidad sin perder orden ni claridad. La parcela conserva un conjunto valioso de palmeras de gran porte —algunas superan los 15 metros y forman parte de la identidad histórica del lugar— que serán cuidadosamente trasplantadas y reubicadas dentro del propio jardín para garantizar su supervivencia y reforzar la presencia vertical del conjunto. Sobre esta base existente, el proyecto incorpora una colección botánica de buganvillas, seleccionadas en distintas especies y colores para definir las áreas del jardín: los rojos y fucsias se reservan para puntos concretos donde resulta adecuado intensificar la energía visual, mientras que los tonos anaranjados, sepias, amarillos y blancos se distribuyen en zonas más amplias o de transición para generar un ritmo cromático más calmado. En paralelo, la selección de plantas mediterráneas —arbustos, vivaces y tapizantes resistentes al entorno litoral— organiza los distintos ambientes del solario, la zona de estar, las áreas infantiles y los caminos que recorren la parcela.
Los pavimentos siguen este mismo criterio de integración natural. Se emplean adoquines drenantes colocados con juntas abiertas, permitiendo que la vegetación tapizante aparezca entre sus huecos. Según la amplitud de estas separaciones, el pavimento define distintos usos: juntas más cerradas para los recorridos principales, separaciones mayores para espacios estanciales y zonas de transición donde la vegetación puede crecer con más libertad. Este sistema permite diferenciar áreas sin recurrir a cambios bruscos de materialidad, generando un jardín continuo, poroso y silencioso, en el que los pavimentos se leen como parte del sustrato vegetal. De este modo, la arquitectura, la vegetación y los materiales convergen en un mismo lenguaje, capaz de articular los dos ejes principales del proyecto y reforzar la idea de un jardín vivo, ordenado y profundamente mediterráneo.
LA ARQUITECTURA
La arquitectura del proyecto, desarrollada por Balzar Arquitectos, establece la implantación y el volumen principal de la vivienda mediante líneas curvas y una organización espacial que busca una relación directa con el exterior. La casa se orienta hacia el sureste para potenciar la luz natural y abrir las estancias hacia la zona de piscina y las áreas exteriores cercanas. Las curvas suavizan la presencia del edificio y favorecen una transición fluida entre el interior y la parcela, generando porches, umbrales y espacios intermedios que enriquecen la experiencia cotidiana.
Uno de los elementos más distintivos del proyecto es la incorporación de un espacio circular exterior que funciona como punto de articulación entre la vivienda y el pabellón secundario. Este vacío ayuda a estructurar la percepción del conjunto y aporta un gesto geométrico reconocible. La arquitectura se apoya en valores como la claridad formal, la continuidad espacial y la integración natural con el entorno, construyendo una base sólida sobre la que se desarrolla el jardín.