Un jardín de 10.000 m² en La Moraleja

El proyecto se ha desarrollado en un enclave único donde los paisajistas tenemos la responsabilidad de respetar al máximo el entorno natural. La propuesta de nuestro equipo se ha centrado en ordenar y potenciar el paisaje existente, transformando el espacio en un jardín equilibrado, sostenible y adaptado a las necesidades de los propietarios.

DISEÑO DEL PAISAJE

El diseño del jardín se ha concebido como una reinterpretación del lenguaje natural del monte preexistente, respetando su esencia mientras se optimiza y ordena su estructura. Nuestro equipo inició el estudio técnico con un análisis detallado del arbolado existente en la parcela, tras una exhaustiva evaluación del estado fitosanitario y estructural de cada ejemplar. El informe técnico determinó que 54 de los 118 árboles preexistentes presentaban daños estructurales, los cuales hacían imposible su conservación y suponían un riesgo significativo para la seguridad de las personas. 

Para compensar esta actuación y enriquecer el ecosistema, se llevó a cabo la plantación de 150 nuevos árboles, entre los que destacan especies como las encinas (Quercus ilex), madroños (Arbutus unedo) y olivos (Olea europaea). Este enfoque asegura la continuidad del paisaje natural y contribuye a su biodiversidad, reforzando el equilibrio ecológico del entorno.

El monte está conectado a través de una red de caminos diseñados para transitar por de manera orgánica, simulando los senderos que se encuentran en los bosques naturales. Estos caminos no han requerido materiales de construcción adicionales; simplemente se han despejado y estabilizado con pavimentos terrizos, rodeándolos de plantaciones autóctonas que refuerzan la sensación de naturalidad.

El diseño del jardín parte de un planteamiento paisajista que propone un recorrido flexible a lo largo del monte, ofreciendo al usuario una experiencia fluida. Este recorrido ha sido concebido como una sucesión de perspectivas estudiadas, teniendo en cuenta la relación del jardín con la vivienda y la topografía del terreno. De esta manera, la experiencia del usuario está controlada en todo momento y en todas las estaciones del año, revelando progresivamente los distintos elementos del programa propuesto en el proyecto: el campo de croquet, el bosque circular y el lago. Estos "caprichos" se integran de manera natural en el paisaje, enriqueciendo la experiencia del paseo.

Entre los elementos destacados, el campo de croquet ha sido diseñado en forma circular y enclavado en un pequeño claro que evoca la sensación de estar en el corazón de un bosque. Este espacio aprovecha las encinas (Quercus ilex) preexistentes, complementándolas con nuevas plantaciones de alcornoques (Quercus suber) y árboles de hoja caduca, como los fresnos (Fraxinus angustifolia), intensificando así la atmósfera de naturaleza envolvente. Además se han creado puntos de descanso estratégicos que invitan a detenerse, reflexionar y disfrutar del entorno, fomentando un diálogo constante entre el visitante y el paisaje 

En la zona inferior de la parcela se ha diseñado un lago a modo sumidero natural de la parcela. Todas las escorrentías superficiales de la parcela, gracias a la pendiente natural del terreno, convergen en este punto, permitiendo que el lago actúe como un regulador hídrico en los momentos en que el suelo no pueda filtrar el agua. Este diseño se ha integrado dentro de un sistema de drenaje sostenible (SUDS) que ha sido calculado para garantizar que tanto el jardín como la vivienda cumplan con la normativa vigente del Ayuntamiento de Alcobendas. Los SUDS implementados  aseguran una gestión eficiente del agua y minimizan el impacto ambiental del jardín. El diseño del lago incluye un pequeño islote donde se han plantado albicias (Albizia julibrissin), que aportan color y sombra, creando además un espacio de meditación rodeado por un entorno de vegetación exuberante.

LA SOSTENIBILIDAD DEL JARDÍN EN DATOS

El compromiso con la sostenibilidad ha sido fundamental en este proyecto, asegurando que cada intervención mantuviera y potenciara el carácter original del monte. Se han conservado 68 árboles originales, complementados con la plantación de 150 nuevos ejemplares, seleccionados cuidadosamente para integrarse con la vegetación existente. El césped se ha reducido al mínimo, ocupando únicamente 332 m², mientras que el 73% de la parcela, equivalente a 7.800 m², permanece como superficie permeable. Los caminos de jabre, que recorren 1.000 m², conectan de manera orgánica las distintas áreas, simulando los senderos naturales de un bosque.

En términos de impacto ambiental, la fijación de carbono alcanzará 10.800 kg de CO₂ anuales a partir de 2024, gracias a las nuevas plantaciones y al mantenimiento del ecosistema natural. Este logro ha sido posible gracias a la redacción de un informe medioambiental y de protección del arbolado por parte de nuestro equipo, que también ha coordinado la obra en todas sus fases. Desde el control de accesos de camiones y las zonas de acopio de materiales hasta la planificación y ejecución de la plantación y reposición del arbolado, cada paso ha sido diseñado para minimizar el impacto en el entorno.

El proyecto ha contado con la supervisión y colaboración de los técnicos y las técnicas del Ayuntamiento de Alcobendas, cuya implicación ha sido clave para garantizar que esta intervención preservara la esencia del monte original. Su apoyo y supervisión han sido esenciales para mantener este espacio como un ejemplo de integración entre sostenibilidad, paisaje y funcionalidad, algo por lo que estamos profundamente agradecidos.

LA PROPUESTA DE ARQUITECTURA EXTERIOR

La propuesta de arquitectura exterior de la vivienda, a cargo de nuestro equipo, ha sido diseñada para adaptarse de manera natural a la topografía del terreno, evitando desmontes y respetando los desniveles naturales de la parcela, a través de una serie de plataformas que permiten que el terreno surja entre ellas, logrando una fusión visual y funcional entre la vivienda y su entorno. Cada plataforma se ha diseñado con una finalidad concreta para dar servicio a cada bloque de la vivienda. Este enfoque proporciona una experiencia exterior en la que los espacios se conectan de forma fluida hacia un espacio común que reúne las zonas de piscina, jacuzzi y solarium. La piscina, concebida con un perímetro de cascada desbordante continuo, aprovecha el desnivel del terreno para integrarse como un elemento natural, logrando un efecto visual de continuidad con el paisaje.

En la parte superior de la parcela, se ha propuesto un pabellón de jardín totalmente integrado en el paisaje. Este pabellón cuenta con una cubierta vegetal verde que permite de nuevo su completa fusión con el entorno, evitando imponerse en las vistas del jardín y manteniendo el carácter discreto de la intervención. En su interior, se han diseñado espacios funcionales que incluyen una chimenea, una zona de lectura, una terraza y un pequeño huerto, aportando un lugar para el descanso, la reflexión y la interacción con la naturaleza.

El resultado es un jardín que respira autenticidad, donde la arquitectura exterior y el paisaje se entrelazan para ofrecer un espacio en el que cada elemento, desde el bosque hasta el lago y el pabellón, refuerza la armonía del conjunto. Este diseño se convierte en una extensión natural del monte original, ordenado con una sensibilidad que prioriza la sostenibilidad y la conexión con el entorno.